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Mack y Banjo por Lawrence Squire
El
sol resplandecía brillantemente una mañana en Boomtown, mientras
que un ratoncito de nombre Mack dormía dulcemente en su cama.
Una
voz susurró suavemente a su ventana, “Mack?” pero el ratoncito
seguía durmiendo. La voz volvió a intentarlo, esta vez un poco mas
fuerte, “Mack!”
Aún,
Mack no despertó. De hecho, durmió y durmió. Y seguía y seguía y
seguía hasta que finalmente la voz de afuera lo agitó hasta
despertarlo.
“Mack!”
trompeteó la voz.
Los
ojos de Mack se abrieron de par en par.
Saltó
de su cama para ir a encontrar la voz que lo había despertado.
Mack
pasó corriendo tras su madre, quien estaba ocupada preparando el
desayuno en la cocina.
“No
fue la voz de ella la cual me despertó,” pensó Mack, y
rápidamente salió al jardín por la puerta trasera.
Pronto el viento alzó la bolsa más y más alto por los aires, y Banjo observó lo que él pensaba que era Mack volar hacia el cielo. “No creo que eso sea Mack,” él dijo.
Sin embargo, Banjo no vio a Mack dar vuelta en la Calle Manzana y Banjo continuó avanzando de frente.

Banjo entrecerró los ojos un poco, y luego los entrecerró con mucha fuerza para intentar leer las letras, pero no logró pasar de la primera línea.
“T,” le dijo al doctor. “Eso es todo lo que veo.”
Banjo
sonrió y le dijo a Mack, “Buenos días. Quieres ir por un helado?”
“Desde
luego!” dijo Mack. “Un delicioso helado de queso suena genial!
Qué sabor de helado comerás tú Banjo?”
“Maní.
Yo siempre elijo el helado sabor a maní. Ése es mi favorito.
Vámonos.” Y así los amigos emprendieron en búsqueda de su
helado.
En
el camino, Mack decidió hacerle una broma a su amigo, y fue a
esconderse detrás de un árbol.
Mack
observó desde atrás del árbol cómo una bolsa café volaba frente
a Banjo, y Banjo la siguió, pensando que era su amigo Mack el Ratón.
Pronto el viento alzó la bolsa más y más alto por los aires, y Banjo observó lo que él pensaba que era Mack volar hacia el cielo. “No creo que eso sea Mack,” él dijo.
“Pero
si no es Mack, entonces a dónde fue él?” se preguntó Banjo.
En ése preciso momento, Banjo sintió que algo tiraba de su cola.
Volteo para ver a Mack sonriendo detrás de él.
“Por
qué estabas siguiendo ésa bolsa?” preguntó Mack.
“Pensé
que la bolsa eras tú!” dijo Banjo. “Podemos ir por el helado
ahora?” preguntó.
Mack
dijo OK., y los amigos emprendieron de nuevo con Mack por delante y
Banjo siguiéndolo por detrás.
Sin embargo, Banjo no vio a Mack dar vuelta en la Calle Manzana y Banjo continuó avanzando de frente.
Por
fin, Banjo se detuvo frente a un peludo perro café, el cuál pensó
que era Mack. “Ah qué bien!” exclamó Banjo, “pensé que te
había perdido de nuevo!”El
peludo perro café no respondió. Banjo pensó que Mack estaba siendo
maleducado al no contestarle.
Banjo
pensó que Mack estaba siendo aún más maleducado cuando se marchó.
Esto
hirió sus sentimientos, hasta que vio a otro animalito peludo
caminando hacia él.
“Mack?”
le preguntó.
“Banjo,
qué sucedió? Por qué no me seguiste?” preguntó Mack.
“Supongo
que no te vi,” le respondió Banjo, con cara de confundido.
“Creo
que necesitas ver a un oculista. Sujeta mi cola ésta vez,” dijo
Mack.
Banjo
siguió a Mack a la oficina del oculista, donde Mack le explicó al
médico lo que había sucedido ése día.
El
médico oculista dijo que podía atender a Banjo de inmediato, y Mack
le sonrió a Banjo y le dijo que irían por helado tan pronto
acabara.
El
médico le pidió a Banjo que mirara el póster en el muro y leyera
las letras en voz alta.
Banjo
miró el póster, pero no podía ver las letras nada bien.
Banjo entrecerró los ojos un poco, y luego los entrecerró con mucha fuerza para intentar leer las letras, pero no logró pasar de la primera línea.
“T,” le dijo al doctor. “Eso es todo lo que veo.”
Esto
puso a Banjo muy triste y se puso cabisbajo.
Pero
el doctor le pidió que no se preocupara, pues él tenía la solución
perfecta para Banjo. Le puso a Banjo un par de lentes sobre los ojos,
sujetándolos detrás de sus grandes orejas de elfante.
La
cara de Banjo se iluminó, y sus ojos se abrieron de par en par.
Podía ver!
Banjo
exclamó, “Mack! Puedo ver!” Banjo se quitó las gafas para
comparar. Todo se tornó borroso.
Entonces
se volvió a poner los lentes y podía ver todo claramente.
“Hurra!”
gritó Mack. “Ahora vamonos por ése helado!”
“Helado
de maní para mí, Mack. Es my sabor favorito,” dijo Banjo.
“Y
helado de queso para mí, Banjo. No me aguanto las ganas!” dijo
Mack. Y así, los amigos emprendieron una vez más en la búsqueda de
su helado, Banjo felizmente mirando a Boomtown todo a su alrededor
por primera vez con sus nuevos lentes.