Tucker la tortuga


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Tucker la tortuga -Katrina Squire
En lo más profundo de un bosque lejano vivía una tortuga muy especial llamada Tucker. A diferencia de las demás tortugas que se desplazaban despacio por el bosque, Tucker era la tortuga más veloz en los alrededores.

A pesar de eso, Tucker tenía un problema. Él no tenía control de hacia dónde corría. Ya que nadie sabía a dónde iría a parar Tucker una vez comenzaba, todos los demás animales huían despavoridos y despejaban el camino cuando estaba a la vista.
Si trataba de correr hacia el norte, sus pies lo llevaban hacia el sur. Si quería ir hacia la derecha, terminaba a la izquierda. Y Tucker sabía que si quería ir adelante, tenía que dirigirse hacia atrás. Una y otra vez Tucker chocaba contra los árboles, chapoteaba dentro del río, tropezaba en agujeros y una vez casi quiebra su caparazón en dos cuando colisionó con un armadillo.
Tan pronto como comenzó a avanzar, todos los demás animales corrían para estar a salvo. Tucker estaría muy sólo si no fuera por su mejor amigo, Boris el Oso. Grande y mimoso, Boris todo el tiempo se tiraba frente al árbol o roca contra la cual Tucker iba a estrellarse, así que en lugar de chocar, Tucker se encontraba con un gran abrazo de oso de Boris.
Boris trataba una y otra vez de buscar una forma de ayudar a Tucker a que fuera a donde deseaba. Construyó un túnel estrecho para forzar a Tucker a ir en una sola dirección, pero Tucker se tiró al a pared del túnel y acabó sobre su espalda, con sus pies corriendo en el aire.

Luego Boris diseño unas gafasretrovisoras especiales de tal suerte que cuando Tucker mirara hacia la izquierda, realmente viera hacia la derecha y cuando mirara hacia la derecha, viera hacia la izquierda – pero eso tan solo contribuyó a que Tucker diera vuelta en círculos a toda prisa hasta que se cayó.

Luego en un día terrible, Tucker tuvo el peor accidente de todos. En lugar de ir hacia un objetivo que Brois había pintado frente a él, Tucker corrió a toda prisa hacia su izquierda, ¡justo hasta el borde de un acantilado! Boris a tiempo agarró el árbol de caucho al pie del cual se encontraba. Arrojó el árbol para que se estirara como un elástico sobre el borde del acantilado. En el mismo instante que Tucker desaparecía por un lado, el árbol regresó, arrojándolo de vuelta hacia el pecho suave de Boris.

Tucker asomó su cabeza fuera de su caparazón, seguro de que se había estrellado en mil pedazos al fondo del acantilado. En lugar de eso, descubrió que estaba viendo el rostro preocupado de su amigo. “Esoestodo”, dijoél.“Soy muypeligroso.Bastaya de correrparamí”.

Después de eso Tucker se sentó un pequeño vagón tirado por todos lados por Boris. Pese a que Boris trató y trató de convencer a su amigo que probara una vez más, Tucker se negó a abandonar el vagón y triste observó cómo los demás animales del bosque jugaban juntos.


Entonces, un día, un pequeño ratón con un extraño traje de pelo negro apareció con una igualmente pequeña maleta. Encontró tanto a Tucker como a Boris sentados bajo un árbol contando mariposas.  “Ajam… disculpen… ¿Sr. Oso y Sr. Tortuga?” Tucker y Boris volvieron a ver al pequeño ratón con pelaje negro. “Siento molestarlos”, continuó, “Mi nombre es Austin y soy bastante nuevo por estos lados. Acabo de llegar, pero supe que e. Sr. Tortuga tenía un problema”.


Tucker y Boris se vieron el uno al otro y luego de vuelta al ratón. “Sí, es cierto”, dijo Tucker.



“Bueno, estudie Tortuga en la escuela, pero no habían tortugas allá de donde vengo así que estoy considerando mudarme a este bosque. Pensé que si podía ayudarte con tu problema, ¿podrías sugerirme un lugar acogedor para mí?”

Tucker y Boris se miraron bastante confundidos, pero estuvieron de acuerdo con el plan. Austin sonrió y desapareció en el interior del caparazón de Tucker. Al poco tiempo Tucker estaba riendo, luego carcajeando, después rugiendo con tremendas risas mientras que Boris observaba más y más sorprendido.
Austin finalmente reapareció, viendo bastante complacido. “Eso es todo, creo. ¿Probamos a ver?” Boris sacó a Tucker del vagón y lo colocó gentilmente en el suelo. Tucker suspiró profundo, levantó su pie izquierdo y luego – ¡GUUSH! En unsantiaméncorrió¡en la dirección correcta!
Tucker sonrió a Austin y le dijo: “¡Con gusto te muestro el lugar más acogedor en el bosque!” Señaló hacia el hombro de Boris y desde ese día, cuando Tucker corría en un abrir y cerrar de ojos, Boris lo seguía de cerca con un ratoncito sentado felizmente sobre su hombro.